De la misma forma que un avión no es un pájaro, pero está diseñado para volar, el páncreas artificial no es un páncreas (ni se le parece), pero está diseñado para administrar automáticamente la insulina que el páncreas no secreta en los pacientes con diabetes tipo 1. Su misión es controlar la glucosa en plasma de forma continua decidiendo en cada momento la mejor dosificación de insulina para ello. Y si queremos controlar, ¿qué necesitamos? Lo primero, ser capaces de medir aquello que queremos controlar: la glucosa. De ello se encargan los monitores continuos de glucosa, que miden (o mejor dicho, estiman) la glucosa cada cinco minutos. Lo segundo, ser capaces de actuar para cambiar aquello que queremos controlar, es decir, administrar insulina. De ello se encargan las bombas de insulina, cuya dosis puede ajustarse de forma continua según necesidades. Esto se hará cada cinco minutos, con cada nueva medida de glucosa. Lo tercero y último, la “fórmula mágica” para calcular la dosis de insulina adecuada en función de la glucosa medida y la glucosa objetivo para mantener la glucosa “bajo control”. Esto es lo que se conoce como “algoritmo de control” y es el director de orquesta del páncreas artificial. Su forma física: un programa informático alojado en la propia bomba de insulina, o en un dispositivo móvil. Ya tenemos pues todos los ingredientes de un páncreas artificial:

páncreas artificial = monitor continuo de glucosa + bomba de insulina + algoritmo de control.

La disciplina que estudia los algoritmos de control es la “ingeniería de control”. Ya iremos introduciendo sus contribuciones al páncreas artificial en sucesivas entregas. El páncreas artificial es un reto importante para los ingenieros debido a la complejidad del problema. Sin embargo, en la última década los avances han sido impresionantes y esperanzadores. Este esfuerzo ha culminado con la aprobación en septiembre de 2016, por la agencia reguladora FDA en Estados Unidos, de un páncreas artificial por primera vez: el Medtronic Minimed 670G, dando luz verde a su comercialización en dicho país. Un total de 18 sistemas están actualmente en desarrollo. Muy pronto el páncreas artificial será una realidad que contribuirá sin duda a la mejora de la calidad de vida de los pacientes con diabetes tipo 1.

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Referencias bibliográficas:
Trevitt, S., Simpson, S., & Wood, A. (2016). Artificial Pancreas Device Systems for the Closed-Loop Control of Type 1 Diabetes: What Systems Are in Development? Journal of Diabetes Science and Technology, 10(3):714-23

Foto: Daniel Costa, Instituto ai2, Universitat Politècnica de València